- Ubicación: Zona noreste de la provincia de Cádiz y al noroeste de la de Málaga., en la zona más occidental de la Cordillera Bética
- Superficie: 53.411 ha.
- Municipios: Zahara de la Sierra, Villaluenga del Rosario, Benaocaz, Grazalema, Ubrique, El Bosque, Prado del Rey, El Gastor y Algodonales en la provincia de Cádiz; y Benaoján, Montejaque, Cortes de la Frontera, Jimera de Líbar y Ronda en la provincia de Málaga.
Declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco, el macizo de Grazalema ofrece un impresionante paisaje, de contrastados relieves sobre rocas calizas fruto de una violenta historia geológica: valles encajados en forma de cañones, cuevas, cornisas y taludes, y una amplia variedad de formas originadas por procesos de disolución ocurridos en tiempos geológicos remotos.
Este parque natural se localiza entre las provincias de Cádiz y Málaga con una extensión de 51.695 Ha. en la zona más occidental de la Cordillera Bética. Tierra de frontera entre el reino musulmán de Granada y Castilla entre los siglos XIII y XIV, esta serranía fue lugar de frecuentes contiendas. Surge así un hábitat humano muy concentrado, donde los pueblos se encaraman sobre las cumbres y laderas quedando plenamente integradas en el paisaje. Este marco cultural único, propio de muchas civilizaciones del cinturón de montañas que rodean el Mediterráneo, persiste en nuestros días a pesar del transcurso de los siglos.
Un total de 14 municipios se hallan incluidos, en mayor o menor extensión, en la superficie del Parque: Grazalema, Zahara de la Sierra, Villaluenga del Rosario, Benaocaz, Ubrique, El Bosque, Prado del Rey, El Gastor y Algodonales de la provincia de Cádiz y Benaoján, Montejaque, Cortes de la Frontera, Jimera de Líbar y Ronda en la provincia de Málaga.
Esta serranía gaditana se levanta entre los 600 y 1600 ms. sobre los valles y depresiones circundantes. Es una zona de agrestes relieves, con valles de paredes verticales como la Garganta Verde, cuya profundidad alcanza los 400 m. También son frecuentes las cuevas o grutas entre las que se encuentran el Complejo Hundidero-Gato, la mayor cueva de Andalucía o la Cueva de la Pileta, conocida en todo el mundo por sus vestigios prehistóricos.
A pesar de la presencia del hombre desde épocas remotas, la sierra conserva una importante masa de vegetación natural típicamente mediterránea: encinas, alcornoques, quejigos, algarrobos y acebuches. En la umbría de la Sierra del Pinar se localiza un magnífico bosque de pinsapos, el mejor conservado en la actualidad de este abeto exclusivo de la Serranía de Ronda.
En sierras próximas aparecen bosquetes o ejemplares aislados de esta especie, testimoniando su antigua extensión. La visita al Pinsapar, así como a otros enclaves y Áreas de Reserva del Parque, puede realizarse sólo en determinadas épocas del año y con limitación del número de visitantes. A veces es preciso también ir acompañado de guía.
Olmos, sauces y álamos son las especies que forman los característicos bosques galería siguiendo el curso de los ríos y arroyos, y que pueden contemplarse por ejemplo en el curso alto del río El Bosque. Todas estas especies, hasta un total de 90, están representadas en el Jardín Botánico «El Bosque», que ofrece dos recorridos alternativos.
Numerosas especies de aves habitan en el Parque, aunque quizá por su tamaño y majestuoso vuelo sean las rapaces las que más llamen nuestra atención. De una de ellas, el buitre leonado, se encuentran aquí las mayores colonias de Europa. Aunque la mayor herencia cultural procede de la civilización musulmana, existen numerosos restos romanos de ciudades antecesoras de las actuales: Iptuci (Prado del Rey), Ocuri (Ubnque), Acinipio (Ronda),…
También, costumbres y aprovechamientos muy estrechamente vinculados al medio natural han llegado hasta nuestros días prácticamente intactos. Entre las viejas prácticas artesanales destaca la fabricación de mantas de lana en Grazalema (también se fabrican ponchos y bufandas). La marroquinería y la confección de prendas de piel de la Sierra son típicas en Ubrique, Prado del Rey y Cortes de la Frontera. En este último destacan también los trabajos de corcho, bolsos y carteras, las sombrillas y techumbres de brezo, las tejas árabes y la orfebrería de cobre. Un original producto artesano es la gaita gastoreña, instrumento musical trabajado sobre un cuerno de vaca, típico de El Gastor. La cestería, el esparto y la miel son otros recursos importantes.
La gastronomía de la comarca constituye otra importante riqueza cultural. En general, en todos los pueblos es posible degustar las chacinas caseras. La sopa de Villaluenga resulta muy reconfortante en invierno. En Benaocaz se elaboran los suspiros, unos exquisitos dulces hechos al horno, y las populares gachas. También es exquisita la repostería de Grazalema, donde se hacen los amarguillos de almendra, los cubiletes y la típica sopa de Grazalema. La mistela de Montejaque y el mosto de Prado del Rey son los caldos con mayor tradición de la zona.